Patinar para mí no es un deporte, es una forma de vida.
Hasta los 30 años práticamente nunca había hecho deporte. Pero de repente, un día, de manera casual pusieron ante mí unos patines en línea y la oportunidad de aprender a patinar. Desde ese día mi vida cambió: salí disparada con los patines y ya no paré nunca más.
Empecé con el patinaje urbano y las rutas hasta que me di cuenta de que me encantaban las competiciones y la velocidad. Ahora combino las dos cosas, aunque también pasé por una época fanática de slalom.
Hace seis meses dejé un trabajo fijo para dedicarme de lleno a este deporte, a su enseñanza y aprendizaje. ¡Creo que es de las mejores decisiones de mi vida!
Voy patinando a las escuelas donde enseño patinaje y mis pequeños alumnos se asombran cuando me ven llegar con mis Powerslide S4 puestos. Me encanta enseñar a patinar, ver cómo los peques aprenden muy rápido, observar su cara de felicidad mientras se ponen los patines y las protecciones y cómo te miran embaucados cuando les explicas cosas nuevas. Cuando vamos a competiciones escolares ves como lo dan todo, cómo ponen toda la ilusión en aquello que hacen y ¡cómo disfrutan con este deporte!
Una de las cosas que me gusta del patinaje es que es un gran medio de transporte. Me encanta ir a hacer gestiones y recados, e incluso voy al mercado a hacer la compra en patines. ¡La gente de mi barrio me conoce como «la de los patines» porque siempre salgo de casa con ellos puestos!
Don’t Walk!
Lexan
Qué bonita historia, ¡Alexandra -Lexan- encarna al 100% nuestros valores!
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